Durante el 2017 os hemos abierto las puertas de estudios y talleres de ceramistas en activo, brillantes en su trabajo e interesantes por sus proyectos. No queríamos dejar de comenzar el año sin hablar del taller de Marphil, PotteryGym. El espacio, los servicios que ofrece y el trabajo y las personas que forman parte del proyecto, para nosotros, más que ilusionante.
PotteryGym es un espacio de enseñanza para ceramistas y de trabajo en constante ebullición y evolución. El proyecto comenzó en 2012 y el alma máter son Guillermo, responsable de Marphil y Merche Serna, ceramista desde hace 17 años cuyo trabajo ha estado siempre ligado a la enseñanza de la cerámica.
Junto a ella trabaja Óscar Arribas, especializado en decoración cerámica, con más de 30 años de experiencia en el sector.
Merche, ¿cómo y por qué surge PotteryGym?
Surgió en tienda Marphil, en una conversación con Guillermo. Yo llevaba varios años dando clases en centros culturales, llegué a tener más de 60 alumnos. Y era una locura.
Por aquella época, Guillermo buscaba ampliar su oferta a través de un espacio compartido al servicio del amante de la cerámica. Así fue como comenzamos, primero en Ajalvir y después en la dirección actual de PotteryGym.
Mi idea era gestionar la cerámica hacia el aprendizaje. Ofrecer una formación organizada y centrada en técnicas.
Así fue como ambos coincidieron en intereses e inquietudes y comenzaron a perfilar PotteryGym.
¿Cuál es el objetivo de PotteryGym?
Merche: Potterygym es un lugar donde se comparte información, un espacio de trabajo abierto.
Óscar y yo enseñamos todo lo que sabemos, toda nuestra experiencia adquirida.
Asimismo, vemos importante guiar a los alumnos según las inquietudes que tenga cada uno, que no son iguales para todos.
¿Y su filosofía?
De alguna forma la idea es eliminar ese aire “místico” que rodea a menudo a la disciplina cerámica.
El pensamiento de que es muy compleja. En definitiva, queremos desmitificar ciertas áreas, y sobre todo y ante todo, nuestra filosofía es ENSEÑAR. Siempre con el objetivo de crear aficionados y profesionales que sean autónomos en su trabajo.
El nombre de PotteryGym surge con la idea de dar luz a un concepto de taller cerámico abierto, compartido y vivo, con las instalaciones necesarias para desarrollar la actividad cerámica de forma autosuficiente. Por eso, el alquiler de espacios adaptados a las necesidades concretas de cada usuario es su principal servicio junto con la formación.
A la enseñanza semanal de técnicas cerámicas y decoración, se han añadido cursos monográficos quincenales, los viernes, especializados en técnicas como decoración en tercer fuego, creación de vajilla o Moca. Así cómo los cursos intensivos de fin de semana.
El próximo curso que tendrá lugar es un intensivo de Iniciación al torno los días 9, 10 y 11 de febrero.
Además, PotteryGym ofrece asesoría técnica, con un precio específico para todos aquellos que trabajen de forma libre pero necesiten ayuda puntual en sus proyectos cerámicos.
Y con la ilusión del primer día… ya estamos pensando y poniendo en marcha nuevos proyectos y también nuevas incorporaciones de las que por supuesto ¡os iremos informando!
¿Qué consejo daríais a alguien que está empezando y quiera dedicarse profesionalmente a la cerámica?
Óscar: Que lo piense muy bien y que se preparen y se preparen. La formación es muy importante. Y que valoren la cerámica, como lo que es, y con respeto.
Merche: Yo pienso que es una profesión muy bonita, aunque sea dura (se echan muchas horas y se paga poco), tiene mucha magia. Nunca dejas de aprender.
Les diría sobre todo que disfruten, porque es fascinante.
Entender bien el proceso también es importante, si no puede resultar muy frustrante.
¿Qué opináis del sector de la cerámica dentro y fuera de España?
Óscar: En España no se valora el trabajo del ceramista. Es mano de obra y el precio por hora que se paga no llega ni a 10 euros, en muchos casos.
Pero parece que últimamente hay cierto foco positivo en la cerámica, porque gente de otros sectores han puesto el ojo sobre ella.
Considero que fuera de España valoran mucho más el trabajo realizado con las manos.
Merche: Siento que fuera de España es más sencillo aprender, se comparte más la información. En lugares como EEUU o Australia, no es difícil acceder a contenidos cerámicos, incluso abiertos en la red.
Sobre Merche Serna
Merche, háblanos de tu trabajo como ceramista, ¿cómo llegaste a dedicarte a ello?
Fue todo muy casual! –explica riendo- Estudié química y salud ambiental, en un inicio, y estuve trabajando en un laboratorio de microbiología.
Al mismo tiempo, siempre me ha encantado trabajar con mis manos, hacía de todo. Y un día una amiga me despertó el gusanillo por la cerámica.
Tomé conciencia por primera vez del concepto de cerámica como tal.
Así que me presenté a las pruebas de la Escuela de Arte Francisco y Alcántara y durante un tiempo compaginé trabajo y estudios. Hice cerámica artística y alfarería.
¿Cuándo montaste tu propio taller?
Pues pronto dejé el trabajo, y eso que vivía sola. Pero yo ya sabía que lo mío era la cerámica. Cuando acabé la escuela estuve en varios talleres (Claro de Luna, María de Andrés), pero pronto vi que necesitaba mi propio taller para trabajar.
Con ayuda de mi pareja en el año 2003 compré un pequeño local, que es actualmente mi taller personal.
Durante 12 años también di clases en centros culturales y universidades populares de la Comunidad de Madrid.
También fundaste Alma de Cántaros…
Sí, se trata de un proyecto que une cursos de nivel profesional (muy específicos sobre técnicas para porcelana) con lo lúdico, en un entorno especial (Pedraza, Segovia). Comer bien, disfrutar de la tranquilidad de un fin de semana en un pueblecito y aprender en serio nos parecía la mejor combinación.
El proyecto sigue en marcha pero hemos tenido que posponer la actividad en estos meses.
Los cursos funcionan fenomenal, asiste gente incluso de Italia.
Merche Serna cuenta además con su propia marca, Pleyadie Cerámica.
¿Quién te inspira en tu trabajo?
Del siglo pasado a mi entender, sentó precedentes, Lucie Rie.
En la actualidad y made in Spain me gusta María Oriza y en general admiro mucho la cerámica australiana en todos sus ámbitos, publicaciones, ceramistas y el funcionamiento de los talleres en cuanto a formación y divulgación.
¿Qué herramientas no pueden faltar en tu taller?
Acerca de Óscar Arribas
¿Por qué te dedicas a la cerámica?
Desde siempre, desde el colegio, no había nada que me llamara la atención aparte de esto. Por influencia de mi padre, que aunque era médico, tuvo una vena artística potente. Siempre quise hacer cerámica.
En los años 80 estudié 5 años en la Escuela de Cerámica en Madrid.
Y me quedé unos años de profesor allí, ayudaba a Juan Manuel Sánchez Ríos. Especialmente hacía monográficos enfocados en serigrafía y diseño.
Y cuando sales de la Escuela…
Empiezo a trabajar en CEVIMA, una empresa de azulejería en Madrid. Trabajaba junto a Manuel García Arroyo y Alfredo Ruiz de Luna. Hacía decoración de porcelana y entré sobre todo porque sabía hacer serigrafía. Y allí hacía falta. Estuve 6 años.
Tras un breve paso por otra empresa, monté la mía propia de azulejerías.
La que es hoy D.C.M Cerámicas Madrileñas, ¿cuéntanos, cómo te lanzaste?
Comencé en los años 90, con más socios. Hoy estoy solo, aunque tengo dos compañeros de taller. Y he realizado trabajos de restauración de la azulejería de monumentos históricos como el Palacio de Cristal de Madrid; la Casa de la Panadería; calles de Madrid con Alfredo Ruiz de Luna; el seminario Mayor de la Universidad Pontificia de Comillas; la estación de Chamberí en Madrid, Claustro de la Mona en Toledo; y el convento de las Comendadoras de Santiago en Madrid.
Recientemente Oscar está realizando un proyecto en los Emiratos Árabes. Se trata de la restauración de los azulejos del Ayuntamiento de Sharjah.
Junto a Merche, y con la colaboración de Marphil y PotteryGym, se embarcaron este año pasado en la realización de un proyecto mural, de 10 metros de largo por 2 de ancho, para el artista plástico Gonzalo Thovar.
¿Qué profesionales te inspiran en tu trabajo?
La familia Ruiz de Luna, Los Arroyo, el arte Románico y por supuesto, el gran Picasso.