La forma definida y repetitiva, el patrón; la luz y luminiscencia; el color. Curtis Benzle lleva toda su carrera profesional en continua búsqueda a través de la forma y del color. Movido por la belleza de la Naturaleza, busca de-construir lo que ve, para volver a componer y crear. Su trabajo nos fascina y su personalidad está a su altura. Hemos charlado con Curtis Benzle para conocer de cerca qué le inspira.
Extremadamente metódico y riguroso. Si bien son dos conceptos que pueden resultar abrumadores, a priori, a Curtis no le supone un esfuerzo esta forma de trabajo. De hecho, disfruta con ello. Y esto da sentido a su técnica. Que más allá de un método, es el reflejo de una personalidad, pausada e increíblemente reflexiva. La realidad es que Curtis Benzle hace de su arte un trabajo minucioso, preciosista, casi “elevado”.
Su padre era ilustrador para el grupo editorial Associated Press y su madre pintora. Él sintió que necesitaba comunicar como ellos a través del arte y usando su creatividad. Probó la pintura, el cristal… Y finalmente encontró en la porcelana la mejor forma de transmitir cómo sentía él el mundo. A través de la traslucidez y luminiscencia de la porcelana.
Evolución
Curtis comenzó trabajando con porcelana blanca. Creó una fórmula propia con apenas un 25% de caolín, aparentemente defectuosa pero que al pasar por el horno, revelaba su increíble traslucidez. Con el tiempo fue añadiendo el color.
Al principio añadía esmaltes para colorear, técnica que aprendió del vidrio. Su trabajo se parecía más al de un cocinero que al de un alquimista. Con el tiempo fue perfeccionando la técnica y entrando en el mundo de los óxidos, siempre silicatados. No utiliza óxidos naturales por su toxicidad. En su opinión, es un riesgo para nuestra salud que no vale la pena correr.
Cambió el cristal por la porcelana y comenzó a utilizar la técnica de Nerikomi y a pintar dibujos precisos, con engobes.
Su residencia en Japón le ayudó a perfeccionar estas técnicas y a introducir otras como el Kintsugi. En realidad, su obra siempre ha estado muy influenciada por la porcelana de Europa y Asia. Meissen, Limoges, las porcelanas imperiales de Rusia o el Período Imari en Japón… Sin embargo ninguna de ellas buscaban el patrón en su diseño. Sí la finura, aunque Curtis ha trascendido esto, salvo tal vez la porcelana del Imperio Chino, que era increíblemente fina.
Su residencia en Japón duró 4 semanas, contaba con 2 asistentes y tenía que hacer 3 piezas en 4 semanas, apenas tenía tiempo. Pero lo consiguió, aunque para ello tuvo que dejar los soportes en barro sin cocer, pintados con oro. Recursos que nunca faltan y que son también reflejo de una mente creativa.
Actualmente tiene su taller en Alabama, donde vive con su mujer Wendy. Hace un tiempo contaba con lo que él llama el espacio de “Producción”, y quiere retomarlo.
“El trabajo de producción en el estudio es mi intento de proporcionar objetos bien diseñados y fabricados a un precio asequible”, explica Curtis.
El trabajo de producción ha apoyado a mi familia a lo largo de los años y me da la posibilidad de crear obras de arte y esculturas lumínicas más singulares y personales.
Así, estos ayudantes reproducen las piezas más pequeñas y sencillas que él diseña.
De esta forma él puede centrarse en obras más complejas y de mayor tamaño.
Teniendo en cuenta el tiempo que lleva realizar sus piezas, debido a la precisión de su técnica, sería prácticamente imposible que una sola persona produjera lo suficiente, para vivir de ello. De ahí que de alguna forma, crecer signifique tener un equipo, que trabaje como tú, tu obra.
Curtis explica además que esto implica un doble desafío: no sólo diseñar piezas acorde con su estilo, si no también piezas que sus ayudantes puedan resolver bien, para que sean perfectas.
Inspiración
Encuentra inspiración en los patrones que crea la Naturaleza. La naturaleza nos habla, con su mapa de policromías y multitud de formas.
Cuando algo le gusta piensa en descomponerlo para luego volver a construir. Para ello se fija en los colores, y en cómo estos reflejan la luz. Otro elemento común en su obra es la repetición.
Pienso como un ingeniero y de-construyo el color, viendo cuántos colores pueden aparecer en un mismo motivo. Los bordes negros de los objetos son como mensajes subliminales que nos da la naturaleza”.
Él los reproduce con el engobe que une sus piezas de nerikomi.
Mariposas, corales, peces, hojas, orquídeas… todos ellos están en su obra. Aunque sus piezas sean tazas, boles, jarrones o lámparas, el color que las compone y su forma, surgen de una transformación meditada y de la observación de la propia Naturaleza. Una visión claramente subjetiva y casi filosófica, que une las dos líneas que separan lo artístico y funcional. La mente de Curtis funde la belleza con la función. Aunque no necesariamente sus piezas tienen que servir para algo.
La Cerámica en la actualidad
“Los ceramistas somos pioneros”, cuenta Curtis, “tratamos de unir la vuelta al origen, con el material, el barro, con técnicas nuevas, experimentación e investigación, que resuelvan nuestros objetivos”.
Antes los gobiernos apoyaban más nuestro trabajo, el trabajo artesano tal vez. Ahora es más complicado. Pero aún así pienso que el mundo es mejor ahora que hace 40 años, cuando comencé mi carrera profesional.
Ahora la gente sabe mucho, recibimos mucha información en general. Y queremos continuamente hacer cosas diferentes y únicas, lo cual es imposible. La inspiración viene de lo ya creado. A veces, incluso, esto contribuye al crecimiento de la Comunidad.
Curtis explica que de alguna forma, crear tendencia, en cualquier campo, y por supuesto también en cerámica, es algo positivo para un sector.
“Opino que el mercado es igual de grande que hace unos años pero hay mucha más gente hoy haciendo cosas en el sector de la cerámica”. De alguna forma hay más oferta que demanda, lo que hace que sea complicado encontrar un hueco, y de nuevo aquí es donde la creatividad y por supuesto, crear una marca, es importante.
Si pusiéramos más atención a nuestra audiencia, qué le gusta a la gente, qué quiere, haremos cosas mejores. Está todo muy conectado, en realidad.
“Al final se trata de ver algo que te gusta, o que gusta, y hacerlo mucho mejor. Superarse”, cuenta Curtis. Cree en la conexión entre creación y audiencia. Y esto hace que seamos mejores creadores y mejores artistas.
“En mi mente hay siempre dos líneas de trabajo e inspiración: lo que le gusta a la gente, a los posibles clientes, y lo que yo quiero hacer”.
“Si a mí me gusta, también puedo hacer que al otro le guste. Eso es lo inteligente”.
“En este sentido, utilizo el estudio de producción, con ayudantes, que hacen esas piezas que gustan a mucha gente, y que puedo producir, con su ayuda, en mayor volumen y a un buen precio”.
“Las mentes creativas es lo bueno que tenemos, que podemos hacer muchas cosas diferentes. Es una mala educación pensar que sólo debes de centrarte en una cosa, y en la misma durante mucho tiempo para hacerlo bien. Una mente creativa puede aprovecharse precisamente de ello, de resolver más de una tarea a la vez y hacerlo bien”.
Esto, probablemente, es una de las claves que hace que un proyecto sea viable.
Curtis Benzle nos ha cautivado no sólo por su trabajo, evidente y que se capta con los ojos. Si no también por una filosofía de trabajo que ha hecho que se diferencie con respecto a otros. Que realice su trabajo, e investigue a partes iguales, es su aportación al mundo y lo que le produce una gran satisfacción. Pudiendo vivir de ello durante casi 40 años. Y nosotros, que seguiremos disfrutándolo.
Gracias por tus enseñanzas, más allá de las técnicas cerámicas, que ya es mucho.
Fotos realizadas por © Stephen Rasmussen durante el Workshop de enero 2019 en PotteryGym.