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Paula Casella de Bambucito Cerámica: «El día que no tenga ilusión será cuando me falte mi verdadera herramienta»

Paula Casella de Bambucito Cerámica: «El día que no tenga ilusión será cuando me falte mi verdadera herramienta»

Hablamos con Paula Casella, creadora del sello Bambucito Cerámica y que se ha convertido en uno de los referentes de formación online de cerámica a través del portal de cursos Domestika. Detrás de su historia nos encontramos a una emprendedora nata.

Paula es un ejemplo de superación y constancia. Dos cualidades que son indispensables si quieres sacar adelante un proyecto personal. Al escuchar la historia de Paula, no me cabe ninguna duda de que conseguirá prácticamente todo lo que se proponga.

Eso sí, nunca sin esfuerzo. Porque dedicarse a lo que uno ama es algo increíblemente gratificante, pero el camino no está exento de baches y de complicaciones inimaginables, a veces. Pero cada vez que se superan, es un paso más hacia la vocación plena.

Paula es Licenciada en Bellas Artes y está especializada en la restauración de obras. Desde pequeña ya amaba la cerámica.

Cuando tenía dos o tres años mi madre me daba masa de harina y agua para jugar, y en primaria ya iba a clases de cerámica. Era mi mejor momento. Al terminar de estudiar comencé Bellas Artes, no porque hubiera dejado de apasionarme la cerámica, sino porque “supuestamente” tendría más salida laboral.

 

¿Dónde comenzaste tus estudios de Arte?

Hice escultura en Argentina, pero cuando me quedaba un año para terminar, vine a España. Tardé varios años en convalidar y terminar la carrera, al final lo hice, en el campo de Restauración de Obras de Arte.

Nunca he dejado el arte de lado, mientras trabajaba de lo que podía daba clases particulares de Pintura (llegar a España, estudiar y encontrar trabajo no fue tarea sencilla, y más con una familia y una niña pequeña).

Luego comencé a tener trabajos en escuelas y Ayuntamientos como docente de Pintura también, mientras seguía dando mis clases particulares. Además trabajaba como muralista, decorando viviendas de particulares.

 

¿Cuándo retomaste tu contacto con el mundo de la cerámica?

Hace unos años. Pasé por una importante crisis económica y sentimental, y es en este momento cuando vuelvo al barro.

Había perdido mi casa, mi coche, me había divorciado y me encontraba en el paro con dos niñas pequeñas a mi cargo. El paro se estaba agotando y solo recibía un pequeño subsidio para mantenerlas. Pero mi forma de enfrentarme al mundo seguía igual. Centraba toda mi energía en buscar trabajo, ya que estaba absolutamente convencida de que era una situación temporal. Tremendamente dura pero temporal, y si tenía salud era todo lo que necesitaba para sacar a mi familia adelante.

Un tiempo después llegó el trabajo por fin. Primero en el taller de cerámica Bichos. Daba clases de pintura.

Como tenía muchas horas libres pero no podía pagar clases de cerámica, le pedí a su dueña, Pilar, que me dejara “hacer de becaria” a cambio de poder trabajar unas horas con el barro.

Y ahí fue cuando empecé a “conectar para desconectar”.

 

Volver a tocar el barro fue mi mejor terapia.

Empecé a hacer piezas, a mostrarlas, y mi trabajo comenzó a gustar.

Unos meses después me presenté a un concurso en el Ayuntamiento de Villanueva de la Cañada, donde vivía, y fui seleccionada. En el año 2015 comencé a dar clases de Técnicas Artesanales y trabajé allí durante cuatro años.

 

¿De dónde viene el nombre de Bambucito Cerámica?

La verdad, porque Bambú ya estaba registrado, explica riendo.

El bambú me encanta porque con él pueden hacerse infinidad de trabajos. Unos meses antes de venir a España una amiga de mi madre me regaló dos cucharas que había hecho ella con un trozo de bambú.

Y no sé por qué, pero son una de las piezas que traje y aún conservo porque las siento muy especiales. Cuando tuve que pensar un nombre no lo dudé, y al ver que Bambú era una palabra tan utilizada, salió Bambucito. Y así quedó.

Cerámica Orgánica porque el barro es sinónimo de tierra, y porque quiero que mis piezas se vean puramente orgánicas.

Paula Casella se ha convertido en un referente de la formación online gracias a los cursos que imparte en la plataforma creativa Domestika. Cuenta que hace un año decidió proponerles un proyecto y aceptaron. Esto le ha permitido vivir de lo que más le gusta de forma plena y alquilar un pequeño espacio de trabajo en un taller de papel artesanal, donde trabaja sus piezas y también da clases.

¿Que te está aportando tu trabajo para Domestika?

Me aporta sobre todo seguridad en mí misma. Y una satisfacción enorme. Porque cuando propuse mi proyecto no imaginaba la repercusión que tendría, y para ser sincera, nunca creí que un curso de cerámica a distancia fuera viable.

Presenté mi proyecto porque vi que Lola Giardino (Nona Bruna) ofrecía un curso y eso me animó a decir “Y por qué yo no”.

Por eso y porque yo llevaba años trabajando desde casa, ¿por qué no iban a poder hacerlo los demás?

Todos conocemos el trabajo de compañeros en tutoriales online, y bajo mi punto de vista, creía que la gente los veía para conocer un poco más sobre nuestro trabajo, por curiosidad, o porque le encantaban los trabajos manuales.

Pero nunca pensé que había tanta gente interesada en querer trabajar desde casa. Y eso es lo que me sorprendió.

Ver en el foro los comentarios de tanta gente diciendo “llevo tantos años queriendo hacer esto y no sabía que era posible hacerlo desde casa”.

Así que este curso me aporta una gran satisfacción porque a medida que voy avanzando veo que más y más gente empieza a disfrutar del barro desde casa y que muchos se enganchan tanto que empiezan a tomar clases.

Recomiendas también talleres donde se puede trabajar de forma presencial, la cerámica.

Sí, la propuesta de recomendar talleres a los alumnos tiene gran acogida. Se está creando una comunidad muy grande en el curso y eso ayuda a que cada vez seamos más visibles en este sector, y es una maravilla.

¿Qué contenidos podemos encontrar estos cursos de cerámica?

El primer curso trata sobre tres técnicas de modelado básicas: churros, placas y pellizco. Enseño a aplicar estás técnicas en barro tradicional y en pasta de secado al aire, además de algunas técnicas decorativas.

Usamos esmaltes en suspensión porque son los que pueden ser transportados a un taller sin que la pieza sufra daños. También enseño cómo mover las piezas al taller y los cuidados para mantenerlas.

En el segundo curso se ven técnicas de esmaltado sobre piezas bizcochadas, en su mayoría. Técnicas bajo y sobre cubierta y de tercer fuego.

Ambos cursos son para principiantes. La idea es que la gente tome contacto con el barro y que lo vea como algo fácil de trabajar.

Y el segundo objetivo es que esto sea cada vez más accesible. Por eso el estar constantemente buscando talleres para que la gente pueda tener acceso a ellos es una de mis prioridades. Y el poder ayudar a conseguirlo es lo que me llena personalmente.

¿Cómo organizas tu trabajo entre las horas que dedicas al trabajo más digital y tu trabajo en el taller?

La verdad es que no me genera problemas porque generalmente uso mis dos horas de ida y vuelta al taller en transporte público para responder al foro y ponerme al día con las redes sociales, así en casa no tengo que trabajar.

¿Cuáles son tus técnicas favoritas?

Hasta ahora he estado probando con todo lo que tenía a mi alcance. Como siempre he trabajado de forma autodidacta, lo único que hice durante estos años fue experimentar con técnicas y materiales, preocupándome menos por “mi lado creativo” por así decirlo.

Actualmente estoy trabajando de forma más consecuente conmigo misma. Me gustan las piezas simples, pero me atrae mucho el diseño rústico. Es por eso que he comenzado a trabajar con barro negro, y es el camino que estoy explorando ahora y el que más me gusta hasta el momento.

Aunque ya se sabe, cuando una se reinventa constantemente, puede surgir algún interés nuevo en un futuro, y eso es bueno, porque significa que estoy avanzando.

Paula define su estilo como sencillo, rústico y delicado al mismo tiempo, sin sobrecargas. Piezas que evoquen sensaciones. Aunque reconoce que está aún en proceso de exploración, aunque en realidad, es un camino constante que nunca termina. Auto exploración y reinvención, son las claves de su trabajo hoy.

Explica que para inspirarse pone atención en las personas que conoce, en el trabajo que ve y que le gusta.

Mi trabajo está influenciado por todo lo que me rodea, mis experiencias vividas, y por supuesto, los artistas que admiro. Hoy en día tenemos tanta influencia en las redes sociales que es imposible tener solo un referente.

Cerámica, arte y artesanía hoy, ¿qué opinas del mercado? Especialmente ahora, tras la crisis que estamos viviendo a nivel mundial.

Es una pregunta sumamente difícil de contestar. Simplemente por el hecho de que vivimos en una situación atípica a nivel mundial y de una incertidumbre total.

Si tengo que ser sincera, a mí el trabajo no me falta porque con esta crisis la gente está haciendo muchos cursos online y la cantidad de alumnos ha subido mucho. Pero no porque enseñe cerámica, creo que afecta mucho el “así hago algo diferente estos días que no puedo salir de casa”.

Esta faceta del negocio por lo tanto es muy viable a mi entender y creo que las clases presenciales también, ya que cuando la gente peor lo pasa es cuando más necesita un poco de desconexión.

El problema es la situación económica. Sobrellevar una actividad no esencial en tiempos de crisis no es fácil. Y mucho más difícil es vender nuestro trabajo. Creo que por un tiempo será “un lujo” que no todos se podrán permitir. Sería una pena porque creo que pocoa poco cada vez más gente estaba empezando a valorar el trabajo artesanal, y no solo eso, sino también a consumirlo.

Aún así, después de haber vivido mis crisis personales y haberlas sobrellevado de forma positiva, sigo con la misma actitud. No será fácil, pero habrá que ser constantes y creativos, para darle una vuelta y hacer que nuestra forma de vida lo siga siendo por muchos años más.

¿Qué recomendación le darías a alguien que quiera montar su propio estudio o taller de cerámica?

Ahora mismo, como comentaba antes, estamos en una época de incertidumbre total. Hace tres meses supongo que hubiera contestado algo diferente.

Mi consejo sería que la persona empiece a dar clases alquilando espacios compartidos por horas, hasta que pueda tener una cantidad de alumnos que le permita mantener su propio espacio.

Es una idea que veo viable dentro del panorama actual. Si tienes un local en propiedad la situación es muy diferente, pero si tienes que empezar de cero alquilando un espacio solo para ti es un gran reto. Yo lo he hecho por muchos años y me ha funcionado para darme a conocer.

También se podría trabajar haciendo colaboraciones. Combinar dos disciplinas y organizar workshops donde se compartan gastos puede ser una opción viable para darse a conocer y empezar a captar alumnos.

Otra opción es alquilar un espacio fijo compartido. Esa era mi idea antes de alquilar el espacio donde estoy ahora. Es una posibilidad a tener en cuenta si tienes alguien de confianza para poder empezar. Puede ser algún compañero de carrera o alguien con el que tengas contacto aunque no sea de la misma profesión. Es más, me parece más fructífero compartir un espacio con alguien que, dentro del campo artístico, se dedique a una disciplina diferente.

En resumen, creo que a pesar de la mala época que nos está tocando vivir, siempre hay una forma de salir adelante.

Dinos una herramienta que no puede faltar en tu taller de cerámica y por qué.

En estos días de confinamiento me di cuenta de una cosa. Que no necesito más que el barro para trabajar. El barro y mucha ilusión. Todas mis herramientas están en el taller, el cual debería haber visitado hace ya un par de semanas para arrancar con mi nuevo proyecto.

Como debemos permanecer en casa, hice mi pedido de barro a Marphil y empecé a trabajar en mis piezas con todas las herramientas caseras que encontré por casa. La verdad es que no necesito muchas, y las piezas están quedando estupendas.

Eso sí, como decía antes, las estoy haciendo con mucha ilusión pensando en mi nuevo proyecto, y eso nunca puede faltar. El día que ya no la tenga será cuando me falte mi verdadera herramienta, pero sinceramente, espero que ese día no llegue jamás.

Todas tus palabras nos trasmiten positividad y sobre todo, viabilidad de lo que uno se proponga, especialmente en estos momentos complicados.

¿Cuáles son tus proyectos a corto plazo?

Tengo dos ahora mismo. Arrancar en septiembre, si todo vuelve a la normalidad, en mi taller de La Latina. Tengo muchas ganas de volver a tener contacto con la gente y que vengan a disfrutar del barro. Y por supuesto, también tengo muchas ganas de hacer las piezas que me están rondando por la cabeza.

Y en segundo lugar, el tercer curso de Domestika. Ya está programado, y estoy aprovechando estos días para documentarme y ampliarlo todo lo que puedo, y para hacer las piezas que necesito para el rodaje. Me hace muchísima ilusión porque a medida que pasa el tiempo siento que voy avanzando, y creo que éste será un curso que a la gente le va a encantar.

Tengo también un tercer objetivo que empecé a darle forma hace muy poquito tiempo, pero que todavía no puedo decir nada. Será una sorpresa para muchos, pero por ahora tengo que centrarme en su viabilidad. Si resulta que es algo posible, seréis unos de los primeros en enterarse 😉

¡Paula nos ha dejado muy intrigados! Y con ganas de conocer pronto todo lo que se está proponiendo y que nos sorprenda.

Sin duda las adversidades no son sencillas, pero se aprende mucho de estos momentos. De nuestra capacidad de adaptación y por qué no también, de las oportunidades que pueden surgir.

Paula nos ha dejado un buen sabor de boca. ¡Gracias por contarnos tu historia!

Con la cerámica como protagonista. ¡Nos veremos pronto!

http://www.bambucito.com/

https://www.instagram.com/bambucito.ceramica/

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