En un pequeño pueblo de menos de 100 habitantes vive y crea Nuria, más conocida por todos como Numa Cerámica. Gamones de Sayago, en el parque natural de los Arribes del Duero, es el paisaje que le inspira. Y el lugar que escogió para crear su negocio cerámico, una bonita combinación de barro y naturaleza, en el entorno más amable que uno pueda imaginar. Nos sumergimos en él, de la mano de Numa Cerámica.
Todo surgió de un proyecto de vida, en familia, de un cambio de la ciudad por el campo. Y por supuesto, con el barro a cuestas, literalmente, ya que Numa ha vivido siempre entre cerámicas. Su padre tenía una fábrica de porcelana en Madrid, y ella decidió seguir su arte y llevarlo más lejos, adaptándolo a un nuevo estilo deseado en el campo.
“Somos lo que ahora llaman repobladores neo-rurales. Trasladamos aquí mi taller de cerámica y mi marido, que es creativo publicitario, empezó a trabajar como freelance. Una vez superados los miedos y las dificultades iniciales, salimos adelante y aquí seguimos, con proyectos de todo tipo y con muchas ganas de seguir peleando por el medio rural, que vemos como una alternativa de vida más tranquila, sana y humana, ideal para desarrollar nuestro lado artístico”.
Hola Numa, cuéntanos ¿por qué te atrajo el mundo de la cerámica?
Un poco por herencia familiar; mi padre era escultor ceramista y tenía una fábrica de porcelana en Madrid, donde hice mis primeras prácticas, después de salir de la Escuela de la Moncloa. Me crié en un entorno artístico y siempre lo he visto con naturalidad como una profesión de la que es posible vivir y no como un simple hobbie. Mi forma de vida es el barro, con el que dialogo todos los días.
En este sentido, tú has seguido una línea diferente a tu padre.
Sí, siempre me ha atraído especialmente la interpretación creativa de la naturaleza, quizá en contraposición a la escultura figurativa que hacía mi padre y que era el sello personal de Porcelanas Martinu. También me ha interesado siempre la combinación del vidrio con el barro, técnicas de alta temperatura y uso de otros materiales.
¿Cuáles son los referentes de tu trabajo?
No tengo referentes concretos; prefiero confiar en mi propia intuición y creatividad artística. Para mí la creatividad es partir de cero y dejar volar la imaginación para crear piezas, ya sean artísticas, decorativas o utilitarias. Para vivir de la cerámica hay que ser muy versátil y abrir la mente es la forma de sorprender y llegar al alma de las personas.
Sabemos que la Naturaleza es una de tus grandes fuentes de inspiración.
La naturaleza es pura belleza, tanto en su aspecto general como en los detalles más minúsculos: desde el paisaje de granito alrededor del Duero o un cielo nocturno lleno de estrellas, hasta cada pequeña hoja de encina o una mariposa posada en las flores del jardín. Todo en la naturaleza es inspirador y ofrece ideas para dar forma y decorar piezas de barro. Me gustan mucho las diferentes texturas y colores a lo largo del año. Los líquenes, plantas y flores, etc… también el silencio, el canto de un pájaro o el croar de las ranas, el olor de la hierba mojada… Es imposible evitar que todo eso te influya mientras estás trabajando.
¿Cuál es tu colección o pieza favorita?
En mi búsqueda de la conexión con la Naturaleza, además de las formas que me inspiran intento utilizar materiales que encuentro en mi entorno y uno de ellos es el cuarzo que abunda alrededor de mi casa-taller.
Quizá mi última colección de cuencos con pies de cuarzo sea la que más me llena ahora y es un camino que quiero seguir investigando. Me gusta mucho la sensación de vuelo que adquieren las piezas, elevadas sobre esos cristales translúcidos. La sílice forma parte del material cerámico y también de la tierra, así que la conexión me resulta muy simbólica y coherente, además de estética.
Otra técnica que me lleva a esa conexión es la reproducción de formas de cuenco que encuentro a mi alrededor en las rocas. En este caso, me gusta sentirme como una intermediaria entre la historia geológica y la pieza final, que siempre tiene algo de magia.
Unes el paisaje que te rodea, con tu obra
Sí, intento integrar en mi obra cosas que forman parte del paisaje y de su historia, transformándolas en algo nuevo. En este camino también estoy trabajando con el barro de una charca del pueblo, con el que fabricaban los adobes que hay en las paredes de las casas. Es un barro muy tosco que da un aspecto diferente a las piezas y forma parte de su personalidad: un material perdido en la memoria, que hoy puede volver a ser útil, por ejemplo en una jarra; sólo hace falta una nueva visión y un diseño más contemporáneo.
¿Con qué materiales te gusta trabajar y por qué?
En mi vertiente de producción más artística me gusta incorporar materiales complementarios al barro, para conseguir efectos decorativos y texturas diferentes. Pero en otros trabajos más técnicos, como los murales de exterior para señalización de calles o decoración de jardines, por ejemplo, busco materiales más comerciales, que me dan confianza en los trabajos por encargo.
¿Dónde podemos encontrar tus piezas?
Me gusta que la gente disfrute mi obra en el lugar donde nace y, además, creo que explicar la obra personalmente es fundamental para valorar el arte. Y eso requiere un tiempo y una concentración por parte del cliente, que no son fáciles de conseguir en una gran ciudad. Supongo que parte del éxito de Numa Cerámica es el sitio donde estoy: una comarca desconocida y muy tranquila, donde los turistas vienen con ganas de descubrir y disfrutar nuevas experiencias.
Obviamente, las redes sociales e internet son medios de difusión con un alcance tremendo, pero no permiten ese trato personal y la relación con el cliente que sólo permite el cara a cara en mi taller, exposiciones y en algunas tiendas de confianza.
Se puede ver mi trabajo en Facebook (Numa Cerámica) y en la web numacerámica.com, pero de momento no me convence la venta online como solución comercial para la artesanía. Prefiero conocer a las personas que se llevan mis piezas y saber que son apreciadas, porque comparten su esencia y saben cómo están hechas, dónde, por qué… y para quién.
¿Qué herramienta es imprescindible para trabajar, en tu taller de cerámica?
Mis herramientas son mis manos y mi alma: esa es la mejor herramienta para hacer que todo fluya y crear. Lógicamente, uso lo necesario, pero no hay un instrumento imprescindible.
Como talismán tengo herramientas antiguas de mi padre, todas oxidadas. Antes no existía Marphil y había que hacerlas con lo que había. Ahora todo es más fácil, incluso estando en Zamora, porque te llegan las cosas a casa.
Además de las herramientas básicas que tenemos todos los ceramistas y las que nos hacemos nosotros mismos, siempre tengo cerca piedras y palos para ciertas texturas. Con imaginación, todo sirve para algo. De hecho, en los cursos con niños me gusta enseñarles que cualquier cosa puede ser una herramienta y jugamos a dibujar formas con tapones de rotulador, con cortezas de árboles y hojas, con un prendedor de pelo o con utensilios de cocina, incluso con suelas de zapato, que tienen dibujos muy chulos.
Háblanos de tus clases en ese entorno maravilloso que es los Arribes del Duero.
Sí, tú lo has dicho, los alumnos que vienen a los cursos quedan fascinados. Por eso los llamamos experiencias cerámicas. Tanto el maestro como el alumno valoran el entorno, que es lo que me hace diferente. Además de aprender, se llevan una experiencia más completa.
Tus cursos suelen incluir formación y estancia en un casa rural.
Nuestra fórmula combina el aprendizaje de técnicas cerámicas especializadas, con las visitas a lugares naturales de especial interés y otros relacionados con el barro que tenemos en los alrededores. El maestro y los alumnos se alojan en una casa rural y gestionamos las comidas para que la estancia sea más fácil. Además, compartimos ratos de todo tipo y eso crea una relación más personal entre todos, que enriquece el contenido técnico del curso.
Los Arribes del Duero es un marco perfecto para trabajar la cerámica y cualquier disciplina artística; es un lugar súper inspirador en el que se está creando un perfil de alumno con tendencia a repetir nuevas experiencias, incluso algunos que vienen de otros países. Para mí también está siendo muy gratificante el intercambio de culturas y conocimientos.
¿Proyectos de futuro a la vista? Vemos que el yoga está también muy presente en tu vida.
Precisamente esta fórmula de experiencias me ha abierto a otras posibilidades paralelas a la cerámica, dando la oportunidad a otras disciplinas, como la pintura, la decoración textil, la fundición de bronce o el yoga sí, unido al barro, que es algo en lo que llevamos tiempo trabajando.
Estoy trabajando ya en la programación del próximo año, en el que pretendo seguir ofreciendo experiencias cerámicas con distintos maestros y nuevas técnicas, además de la producción diaria del taller, que no es poco.
Cerámica, arte y artesanía hoy, ¿qué opinas del mercado español de la cerámica vs mercado internacional?
En otros países se valora la cerámica más que aquí. Quizá el problema es que nunca se ha sabido diferenciar el valor artístico del utilitario. Es un tema cultural que no se nos ha sabido transmitir desde pequeños en los colegios. Cuando se habla de arte, todo el mundo piensa en pintura o escultura, en otros materiales, pero no en barro. Parece que sí hay una cierta tendencia a incluir la cerámica en ese círculo, pero va muy despacio.
Esta situación hace muy difícil, por ejemplo, poner precios. Incluso para los que somos ceramistas y vivimos de la cerámica, es difícil diferenciar una línea de piezas de otras. Por ejemplo las piezas para exposiciones y galerías, que son más artísticas tienen un precio, y las que son más utilitarias, como vajillas para casa, con varias piezas iguales, tienen otro, porque a la gente le cuesta entender el valor de tus horas. Esto seguramente no pasa en otros países. Por eso vuelvo a lo de explicar la obra: cuando conoces la dificultad del trabajo, todo se valora más. Yo vivo de mi obra: soy artesana, ceramista y artista. Una persona que vive y ama la cerámica.
¿Qué consejo darías a otros que están comenzado profesionalmente en la cerámica?
Si alguien ama la cerámica seguro que encuentra en ella un mundo abierto para expresar su pasión, aceptando todas las consecuencias que conlleva su trabajo y la magia del resultado. En mi horno de gas tengo escrita una cita de Confucio que define muy bien la esencia de la cerámica en su paso por el fuego: “Esperar lo inesperado. Aceptar lo inaceptable.”
Aceptar las cosas como vengan, parte sin duda del ejercicio diario que tiene que hacer el ceramista. Aunque sin duda, es simplemente una lección de vida para cualquiera.
Como el ejemplo de Numa, otra forma de vivir de, con y para la cerámica. Combinando dos pasiones como son el barro y la vida en la Naturaleza. No se nos ocurre mejor combinación.
¡GRACIAS NUMA POR TUS PRECIOSAS PALABRAS!
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