Los esmaltes cerámicos están formados por compuestos químicos que en ocasiones añaden toxicidad a nuestro organismo. Reflexionamos sobre el uso de dichos componentes en el entorno cerámico y ofrecemos alternativas especialmente útiles para objetos de uso culinario.
La presencia de metales en arcillas y esmaltes hace que a menudo se abra un debate en torno a la toxicidad del material y medio cerámicos.
No podemos negar dicha presencia. Sin embargo, es importante señalar que el porcentaje en la que estos elementos está presente no siempre es lo suficientemente alto como para producir daños en la salud.
El plomo y el cadmio son los dos componentes más tóxicos que utilizamos en cerámica. El plomo se emplea principalmente en baja temperatura para conseguir que los esmaltes fluyan con facilidad. Hoy en día este fundente ha sido sustituido por «fritas» que no son tóxicas.
El cadmio, por otro lado, se utiliza para conseguir naranjas y rojos brillantes.
Otros componente como el cobre o el selenio son tóxicos en dosis altas.
No obstante, si queremos asegurarnos de que nuestro esmalte carece de toxicidad, es importante eliminar en la medida de los posible, la presencia de los siguientes componentes: dióxido de manganeso, bario, vanadio, níquel y cromo.
Manipulación de los esmaltes
Actualmente, los esmaltes comerciales que hay en el mercado no tienen plomo o cadmio. Sin embargo, es importante manipular todos los esmaltes de forma adecuada si se presentan en formato polvo.
En ocasiones pueden contener, por ejemplo, manganeso, que si bien no es tóxico tras la cocción, sí lo es durante la manipulación y la combustión, al ser respirado.
Lo mismo ocurre con ciertas arcillas en polvo, debido a la presencia de metales.
Es importante utilizar una mascarilla y guantes durante la manipulación de los mismos. Evitaremos riesgos y alargaremos la vida útil de nuestros pulmones.
Uso culinario: esmaltes y otros datos a tener en cuenta
La presencia de cadmio y plomo es lo que hace que un esmalte sea especialmente tóxico y no sirva por tanto, para esmaltar piezas de uso alimentario. No obstante, eliminados ambos, tenemos que tener especial cuidado con las cocciones que hagamos en nuestro horno. Si cocemos con plomo una pieza de uso exclusivamente decorativo, los ladrillos podrán absorber plomo que luego irán desprendiendo durante otras cocciones.
Si conseguimos una atmósfera lo más neutra posible en el horno, podremos garantizar la ausencia de tóxicos en nuestros objetos de uso culinario.
Por otro lado, además de los esmaltes, si queremos hacer vajillas u otras piezas para usar en cocina, es importante también hacer pruebas relacionadas con las siguientes áreas:
- Resistencia a la abrasión: comprobar si se raya con facilidad. Suele ocurrir en mayor medida con esmaltes mate.
- Alimentos ácidos. Es importante medir el grado de abrasión por alimentos ácidos de una pieza cerámica. Para ello podemos dejar sobre la pieza una rodaja de limón toda la noche. O sumergirla en vinagre durante tres horas y ver si cambia de color. En ese caso la superficie se verá ligeramente corroída. Esto puede provocar que salgan componentes toxicos de la pieza.
- Prueba de detergentes. Una forma de poner a prueba nuestras piezas frente a jabones y detergentes es poner 50 gramos de carbonato de sodio en un litro de agua, y llevarlo a ebullición. A continuación bajamos el fuego y «cocinamos» la pieza durante 6 horas. Comprobaremos si ha cambiado el color o el brillo.
- Choque térmico. Una forma sencilla de medir esto es colocar nuestra pieza en el congelador durante varias horas. A continuación la meteremos en una olla con agua hirviendo. Este proceso puede repetirse hasta tres veces y observar la resistencia de la pieza.
Siempre ante la duda la mejor recomendación es cocer en ciclos largos, de más de 5 horas y con meseta de mantenimiento final.
Esmaltes no tóxicos presentes en el mercado
Es importante diferenciar dos tipos de esmaltes comerciales. Aquellos que no contienen ni cadmio ni plomo, y como tal lo especifica en su ficha técnica. Estos sí pueden contener otros componente en pequeña cantidad, pero con cierta toxicidad.
En esta gama encontramos los esmaltes sin plomo, opacos brillo, de colores brillantes, como por ejemplo la gama XP de esta serie:
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Esmalte XP-3059 Azul12,10€
También son aptas todas las gamas de Prodesco en suspensión ETSP, EOSP, EMSP, EESP. También los encontrarás en versión polvo.
Si estamos buscando acabados transparentes o blancos en mate y brillo, también funcionan los esmaltes PR-112, PR-500, NS-20 y 5888.
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Esmalte NS-20-M Transparente Brillo6,17€ – 84,34€
También existen óxidos colorantes sin plomo con los que podremos colorear una base que nos funcione y no sea tóxica, consiguiendo el color buscado. En este sentido, tenemos la serie CD. Su temperatura de cocción oscila entre 980ºC. y en la mayoría de los casos hasta 1280ºC.
*Importante: En ocasiones los esmaltes sin plomo son difíciles de aplicar. Con ayuda de Pehatine, se acaba el problema.
A continuación os hablaremos de esmaltes en cuya etiqueta encontraremos la categoría de «uso culinario». Suelen tener un precio más elevado, pero al usar estos esmaltes garantizamos la ausencia de toxicidad al completo (y no sólo de plomo o cadmio).
Todos lo esmaltes de la gama de Mayco Stroke&Coat son aptos para uso culinario, tanto las bases transparentes como los esmaltes con color.
Los esmaltes de la serie Botz Pro, que sirven para alta y baja temperatura, también son una buena opción si queremos eliminar la toxicidad en nuestras piezas.
Este artículo es sólo una aproximación a la toxicidad en los esmaltes cerámicos. Los conocimientos de química nos ayudarán a obtener resultados más eficaces en este área, y nos darán la posibilidad de crear nuestros propios esmaltes no tóxicos. Es labor de cada profesional investigar en este ámbito tanto como sea posible para obtener resultados eficaces.
2 comentarios en «La toxicidad en los esmaltes cerámicos y su uso en el entorno culinario»
Los CD-01,04 y21 son tóxicos? Tienen plomo, etc.
Y los DESIGNER LINER SG ?
Gracias