Han pasado mas de 30 años desde que Mark Gordon visitara España. Años de aprendizaje y trabajo, formalización de un bagaje que le han convertido en uno de los ceramistas más destacados del entorno internacional. La experimentación continua y la observación del trabajo de otros, son la base de su trabajo.
Constancia, trabajo, experimentación, estudio y observación de la cerámica en origen y esencia. Combina estos elementos y añade equilibrio, fruto de la reflexión, la meditación y la práctica del yoga. El resultado es el increíble ceramista y artista, Mark Gordon; y sus altas dotes de alquimista, como los ceramistas de siempre.
Mi lema es no dejar nada a medias y hacer cosas que tengan siempre un resultado.
Profesor de Arte en la Universidad Barton Collegue en Wilson, comenzó su trayectoria académica estudiando Yoga, pero entre tanto se “enamoró del torno” y con un premio que ganó, con una de sus obras, decidió recorrer mundo y aprender cerámica directamente de los alfareros en activo.
Corría finales de los 70 y principios de los 80, cuando pasó, entre otros países, por España y expuso su obra en el Museo Nacional de Cerámica (1984).
Fue a través de estos viajes que comenzó a hacer pruebas con la mezcla de elementos y barro. En La Escuela de Artes y Oficios de Egipto vio como los ceramistas jugaban con los aditivos. Decidió mezclar ladrillo con paja para pegar con ello una pieza que se había roto. ¡Y resultó! Y fue perfeccionando su técnica para unir dos piezas de barro en seco.
Técnica y procesos
Mark Gordon es un genio de la experimentación, de donde además obtiene gran parte de su inspiración. En 1995 estuvo en Turquía y se fijó en una copa de alabastro. Hizo una copia de la misma y de ahí creó su escultura en forma de arco, componiendo varias piezas con esta forma de copa, ensamblándolas entre sí.
Para Mark el molde es un recurso expresivo. Cuenta que él no está muy a favor de la copia por la copia, “copiarse a uno mismo”. Es una técnica para desarrollar la pieza diseñada.
Llega a realizar hasta 10 reproducciones al día, con el mismo molde, siempre secando al sol y con un ventilador. Es una manera de agilizar el proceso.
Con esta pieza, Mark Gordon ganó un premio hace años, utilizando en este caso un esmalte rojo comercial de Duncan, “Sangre de Toro”. En otras ocasiones colorea sus esmaltes poniendo hasta un 20% de colorante, según los resultados que quiera obtener.
Cuenta que le gusta emplear el cobre en sus esculturas, que obtiene él mismo, quemando cable a 850 grados y triturándolo. Materia prima que se encuentra entrelazada en una vieja casa de casi 90 años donde tenía su estudio.
A menudo, esmalta las piezas por completo, y para eso de nuevo hace usos de un aditivo como recurso: arena. Cuece las piezas sobre arena. Así no necesita quitar esmalte en la zona de apoyo, tan solo raspar la arena que queda pegada.
Mark Gordon es un ejemplo de búsqueda de soluciones, técnica propia y experimentar al máximo.
El torno, su gran pasión
Con el torno hay que mantener la atención
Explica Mark Gordon, y para ello, practica una Asana, postura de yoga. Y comenzamos.
Prepara el barro del torno a la manera tradicional de muchos maestros japoneses, amasando en el suelo. Al barro le añade trocitos de alúmina en polvo, lo utiliza como chamota, y comienza con el amasado helicoidal.
De sus viajes por España, Argentina, El Cairo, Creta y Turquía, estudió la técnica de los alfareros tradicionales. Absorbiendo sus enseñanzas y haciéndolas propias.
Lo que más le gusta trabajar al torno es la figura del bol. “Me gusta el proceso de hacer boles”, explica.
Pero también realiza formas cilíndricas. El aire queda dentro de ellas, aire que al romperlas, suena. Y ese sonido, para Mark, es importante, especial, como si la pieza tuviera vida.
Herramientas
Sus herramientas son una conjunción de utilidad, belleza y de nuevo, “equilibrio”. Tiene una bola de acero, tan ligera que cuesta creer que ese material haya existido como tal alguna vez. Es un poco su amuleto, regalo de un amigo.
Clavos, rastrillos, buril de carpintero, incluso un palillo coreano, son algunas de las herramientas que podrás encontrar en su taller, y que enseña al mundo.
Herramientas únicas, como todo ceramista sabe. Sin ellas, el resultado es otro, la huella varía notablemente.
Mark Gordon es esto y más, pura alma cerámica que no deja de cuestionarse y de probar, sobre todo de experimentar, los límites del barro. Más de 40 años dedicados a la cerámica, cuya aportación es increíble y que así continúe.
¡GRACIAS POR VISITAR POTTERYGYM! Y por cada uno de tus generosos “secretos” profesionales.