El horno es una herramienta básica para el ceramista. Sin el proceso de cocción y vitrificación de pastas y esmaltes, la cerámica no sería cerámica, si no tan sólo arcilla modelada. Por eso, conocer esta herramienta en profundidad, cuidarla y explotar todas sus posibilidades es un gran aliado en el trabajo diario.
Todos conocemos la sensación casi mágica que se produce al abrir el horno. Ese proceso de transformación de las piezas, un antes y un después que aunque repitamos todos los días, no deja de sorprendernos. Pero también esa sensación se puede volver completamente amarga, cuando ocurren accidentes en el horno como roturas, explosión de piezas, piezas pegadas en las placas, esmaltes que no dan el resultado esperado, etc.
- Placas
Las placas dentro del horno sirven para sostener las piezas, así como aislarlas del fondo y laterales, para que no se estropee. Es importante colocarlas a conciencia, manteniendo un equilibrio adecuado sobre sus soportes. Siempre hay que poner 3 puntos de apoyo y no 4 para conseguir mayor estabilidad y evitar roturas.
Es importante siempre elevar la primera placa del suelo del horno respecto al suelo para que circule el aire caliente.
- Curvas de cocción
Para calcular la curva de cocción, entre otras variables, intentaremos seguir una pauta standard de aumento de temperatura a una velocidad media de 150 grados/hora. Si bien podremos ir un poco más lentos al principio, sobre todo al cocer piezas gruesas, y más rápidos en la parte final de la curva. Recordemos que una cocción debe durar el tiempo justo: alargar innecesariamente una cocción será contraproducente.
- Temperatura idónea
Escoger una temperatura óptima de cocción será clave para conseguir buenos resultados: el bizcocho de las arcillas blancas de baja temperatura se realizará a una temperatura mayor que las pastas rojas y terracotas, siempre pasando de los 1000ºC.
- Material de carga en alta temperatura, con esmaltes
Hay que tener en cuenta que si ponemos trípodes bajo nuestras piezas (esmaltadas), en alta temperatura, estas se deformarán. Por ello, intentaremos evitar el uso de trípodes en alta temperatura.
- La importancia de cargar óptimamente tu horno
Una correcta distribución y carga de las piezas dentro del horno hará que consuma menos y cocerá de manera más uniforme. Hay que tener en cuenta asimismo la densidad de carga: la relación entre el tamaño y la potencia del horno, el tipo de piezas, cantidad de piezas a cocer, etc. Todo ello mejorará el resultado en las cocciones.
- Sácale todo el partido al programador.
Los programadores de hoy en día ofrecen mucha información, tales como tiempo de cocción, consumo, temperatura alcanzada, etc. Lo que ayudará a optimizar tu trabajo y a sacarle el máximo rendimiento.